¿Te parece buena
idea acumular todos tus talentos, conocimientos, riquezas...etc. para tu
provecho propio y bienestar sin pesar en aquellos que han recibido menos y
necesitan de lo que tú tienes? ¿No sientes deseos en lo más profundo de tu
corazón de ayudar?
Quizás no nos
demos cuenta, pero tenemos los ojos vendados y no vemos la realidad. Creemos
agradar a Dios y conformarlo con algo de lo que somos y tenemos, mientras
tratamos de satisfacernos según nuestros gustos, caprichos e intereses.
¿Creemos engañar a Dios?
La huella del Amor de Dios está sembrada en lo más profundo de tu corazón. Y quieras o no sentirás deseos de amar y hacer el bien. Esa lucha entre tu egoísmo – cizaña y pecado también en el sembrado de tu corazón – y tus deseos de amar y darte será la lucha de cada día. Vencerte y amar descubrirá en ti que lo que buscas, la felicidad, se esconde en compartir todo tu ser y bienes con los demás.
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