miércoles, 29 de noviembre de 2023

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Lo sabemos, seguir a Jesús es dificilísimo, mejor, imposible si pretendemos hacerlo por nosotros según nuestras ideas y sin su asistencia. Para eso ha venido el Espíritu Santo, para fortalecernos en el Espíritu del Señor y asistirnos en nuestro camino hacia la Casa del Padre.

Señor, ¿a dónde voy si no te llevo conmigo? Estaría perdido, sin rumbo, desorientado y a merced del mundo, demonio y carne. Quiero caminar contigo a mi lado y sabiendo que mi vida y la de mi familia está en tus manos. En Ti, mi Señor, pongo toda mi confianza.

La noche es momento donde el silencio te invita a mirar tu interior y ver lo bueno que has hecho durante el día y lo malo que tu propio egoísmo te ha privado de hacer el bien. Ponerlo delante de Dios y, arrepentido, proponerte mejorarlo.

¿Por qué dicen que es feliz? ¿Porque tiene un caballo magnífico y con freno de oro, y posee numerosa servidumbre y se viste espléndidamente y revienta cada día de comer y beber?  

Pues, juntamente por eso habría que tenerlo por desgraciado y miserable. Pues no podéis alabarlo por nada que sea suyo, sino por lo que está fuera de él: por su caballo, por su freno, por el vestido, cosas que nada tienen que ver con él.

Y dime: ¿qué desgracia mayor puede darse que admirar su caballo, y su freno y la belleza de su vestido, y la buena complexión de sus criados, y no poder tributarle a él elogio alguno? ¿Qué pobreza mayor que no tener bien propio alguno que pueda llevarse de este mundo, sino tener que adornarse con galas ajenas?

Pues el propio ornato y la propia riqueza no están en nuestros criados y caballo y vestidos, sino en la belleza del alma, la riqueza de las buenas obras y la confianza en Dios 
(CJ - (Cuadernos - 234 - Ricos y pobres en el Nuevo Testamento. Jose I. González Faus).

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