Constatamos cada
día que somos hijos, pero hijos pródigos heridos en lo más profundo de nuestros
corazones por el pecado. Y necesitamos liberarnos de él. Para eso ha venido
Jesús, el Hijo, nuestro Señor, a decirnos que la Voluntad de su Padre es
liberarnos del pecado.
Te pedimos, Señor,
a través de la comunión de los santos por todos aquellos que han dejado esta
vida y han pasado a la otra. Dales la acogida de tu Infinito Amor Misericordioso
y la gloria de gozar de tu presencia eternamente. Amén.
Y así es. Dios,
nuestro Padre, nos ama profundamente y quiere y busca nuestra salvación. Para
ello, se ha hecho Hombre en el Hijo y ha entregado su Vida para que merezcamos
el rescate de nuestra dignidad de hijos. E hijos herederos, por los méritos del
Hijo y hermano nuestro de la Gloria eterna. Todo de forma gratuita y por la
Infinita Misericordia de nuestro Padre.
Cuando se miente se pisotea la dignidad de la persona. Cuando lo que dices y pregonas no lo vives o, al menos, no lo intentas llevar al día a día de tu vida, estás pisoteando la dignidad de la persona. Y eso te señala como hipócrita.
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