Esta actitud de
Zaqueo, hombre importante y notable, que le lleva hasta rozar el ridículo, también
nos cuestiona a nosotros: ¿Tenemos gran curiosidad por conocer a Jesús hasta el
punto de rozar el ridículo por encontrarnos con Él, o aguardamos pasivamente
nuestro encuentro?
Abre mi corazón,
Espíritu Santo, y llénalo de esa actitud abierta a estar siempre disponible
para servir al necesitado y amarlo con misericordia. Renueva mi pobre corazón
cada día y fortalécelo en amor y misericordia.
Es evidente que no
podemos avanzar en nuestro encuentro con Jesús de manara pasiva y rutinaria.
Conocer a Jesús nos exige movernos, acercarnos, dialogar y comprometernos. Eso
sí, no desesperarnos, pero sí tratar de avanzar en el trato a diario – oración –
con Él para intimar, conocerle y pedirle esa paz, fortaleza y sabiduría de irle
conociendo cada día un poco más y parecernos más a Él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.