De nada me vale
ganar este mundo y perder mi vida para siempre. Porque, lo que tratamos todos
es ser felices, ya desde ahora, pero para siempre. Y eso solo lo podrás conseguir
escuchando y haciendo lo que te dice Jesús de Nazaret, el Señor, Hijo de Dios
Vivo.
Me siento débil y
tentado a dejarme conducir por mis apegos, egoísmos y satisfacciones. Señor,
toma mi vida. Sabes que yo quiero ponerla en tus manos y dejar que tu Espíritu
me dirija, me fortalezca y me oriente para vivir en el cumplimiento de tu
Voluntad. Amén.
No es cosa para tomárselo a risa. Cuando pienso en mucha gente, sobre todos familiares y amigos que ya han partido de este mundo, se me ponen los pelos de punta. Porque, acabada esta vida ya no hay nada que hacer. Solo tienes lo que hayas hecho durante tu propia vida en este mundo. Y lo único que te vale es el tiempo que has gastado, no en cuidar tu cuerpo, sino en amar y dar tu vida por y para el bien de los pobres y los excluidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.