Saber que nuestro
Padre Dios busca nuestra salvación es importante. Porque nosotros, pequeños y
débiles, solemos perdernos y dejarnos seducir fácilmente por el mundo, demonio
y carne. Dejarnos salvar y ponernos en sus manos es nuestra mejor opción. ¡Sálvanos,
Señor!
Mientras no dejes
entrar al Señor en tu corazón, la Navidad no dará comienzo en ti. Quizás haya
fiestas, comilonas, diversiones, regalos...etc. pero no Navidad. Porque la
Navidad empieza en ti cuando Xto. el Señor nace en tu corazón. Pidamos que esta
Navidad Jesús nazca de verdad en nuestros corazones.
No es nada fácil
encontrar el camino de salvación. Estamos a merced, si caminamos por nuestra
cuenta, del mundo, demonio y carne, los tres grandes enemigos del alma. Sin
embargo, nuestro Padre Dios nos anuncia que ha venido a salvarnos y para ello
envía a su Hijo. Nace el Niño Dios, encarnado en Naturaleza Humana, para
señalarnos el Camino, la Verdad y la Vida. Él nos guiará hacia la salvación.
No puedes pararte
porque de hacerlo retrocedes. Y, sabes muy bien, que la vida sigue y hay que
escribirla con buen lápiz y papel. Llenarla de buenas obras e intenciones que
reflejen nuestro amor y misericordia. No importa que sean cosas pequeñas porque
nuestro Padre Dios solo mira la intención y el buen deseo.
Todo lo necesario que
mantiene nuestra vida Dios lo ha hecho común (aire, agua, fuego, sol y cosas
semejantes) … Si pues lo más grande y más necesario y lo que mantiene nuestra
vida Dios lo ha hecho común, y lo menor y más vil (quiero decir: el dinero) no
es común, ¿por qué es así?...
Porque de no ser común
todo lo necesario, los ricos, con su acostumbrada avaricia, ahogarían a los
pobres. Pues si hacen eso con el dinero, mucho más lo harían con aquellas otras
cosas (CJ – Cuadernos – 234 – Ricos y pobres en el Nuevo Testamento – José I.
González Faus).
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