lunes, 11 de diciembre de 2023

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Señor, sé que mis parálisis solo puedes curarlas tú, y a ti vengo a pedirte que las detengas y me des la fortaleza de poder controlarlas, dominarlas y dejarlas en el camino para, limpio de ellas, seguirte sin ninguna parálisis que me pueda detener. Amén.

Señor, necesito que mi corazón, endurecido por las cosas de este mundo, sea generoso, humilde y manso, y se abra a tu Palabra. Palabra de Vida Eterna que Juan el Bautista anuncia y le prepara el camino. Amén.

Hay, Señor, muchas parálisis que están dentro de mí y no las conozco: Parálisis del miedo, de la comodidad, de la pereza, del descompromiso, de la mentira, de la apariencia…etc. Hay momentos que no sé como pararlas, como curarme de ellas. Hoy, viendo como tú has curado a ese paralítico, también yo te pido que nos cures a todos los que nos sentimos paralíticos de muchas cosas. Limpia nuestro corazón del pecado de la parálisis y haznos caminar, Señor, con paso firme hacia Ti. Amén.

Si eres rico, consideras que tendrás que rendir cuanta de si has gastado tu riqueza con cortesanos o con pobres, con parásitos y aduladores o con necesitados. O si la destinaste al placer, a francachelas y borracheras, o a auxiliar a los oprimidos. Y no solo se te pedirá cuanta del empleo que hayas dado a tu riqueza, sino de cómo la adquiriste.

¿Con trabajo justo o arruinando las casas de los huérfanos o despojando de su hacienda a las viudas? Nosotros no pedimos a nuestros criados que den cuenta solo de las salidas del dinero, sino también de las entradas y los examinamos de dónde recibieron las sumas, de quienes, cómo y cuánto. Igualmente. Dios no solo nos pedirá cuanta de cómo gastamos, sino también de cómo adquirimos. (CJ – Cuadernos – 234 – Ricos y pobres en el Nuevo Testamento – Jos I. Gonzáles Faus). 

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