Nuestra naturaleza
está inclinada en reconocer aquello que está de acuerdo con lo que pensamos y
queremos. Nos cuesta mucho, y de hecho lo rechazamos, lo que nos incordia y nos
contradice. No queremos verlo ni reconocerlo. Pueden más nuestras apetencias,
apegos y ambiciones.
Hoy, Señor, no
concibo mi vida sin tu presencia. Quiero y deseo que estés en el centro de mi
corazón y, te pido, Señor, que nunca suceda lo contrario y te relegue a un
simple rinconcito donde poco importas en las decisiones y actos de mi vida.
Nuestro camino
sigue la misma dirección. Si a Jesús, y a Juan, que une el Antiguo con el Nuevo
Testamento, y a todos los Profetas les persiguieron y dieron muerte, a nosotros
no nos esperará otra cosa diferente. Seremos señalados, ridiculizados y en muchos
lugares perseguidos hasta la muerte. Y todo porque la verdad sigue molestando a
los que quieren vivir en la mentira que les da poder y riqueza.
La noche es
momento propicio para ver en la oscuridad la luz interior que alumbra tu
corazón. Sin embargo, esa luz molesta, incordia y solo se enciende con la
humildad y dolor de corazón. Exige renuncias y arrepentimiento e invita a la
conversión. Dejarla prender es nuestro mayor Tesoro.
Así como tú das tus
bienes a tu esclavo para que te lo administre, así Dios te los ha dado a ti
para que los emplees en lo que debes. Él te los podría haber quitado: si te los
ha dado es para darte ocasión de mostrar tu virtud…
Pero tú tomas y no solo
no das, sino que pegas… No es tuyo lo que tienes, Se te han encomendado los
bienes de los pobres, aunque esos bienes los hayas adquirido por herencia
paterna o aunque provengan de tu legítimo trabajo, Dios podría quitártelos. Si
no lo ha hecho es porque quiere que te muestres generoso con los necesitados…
Que lo oigan quienes se
entregan a la glotonería y consumen en su suntuosos banquetes una riqueza que
no les pertenece absolutamente, sino que es de los necesitados…
Dios te prestó lo tuyo
para que con ello alcances gloria. No pienses pues que es tuyo cuando das al
pobre lo suyo (CJ – Cuadernos – 234 – Ricos y pobres en el Nuevo Testamento –
Jos I. González Faus).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.