jueves, 14 de diciembre de 2023

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

La vida de la Gracia empieza desde el momento de nuestro bautismo, Nacemos a esa vida que continuaremos, con la asistencia y presencia, del Espíritu Santo del que recibiremos las fuerzas, la luz y fortaleza para resistirnos al mal.

Te necesito, Señor, a cada instante de mi vida. Sin tu presencia mi alma no respira ni camina ni sabe tomar decisiones correctas. Dame, Señor, la sabiduría y paciencia para saber elegir y tomar el camino correcto que me lleva a estar y caminar contigo. Amén.

Vivir en la voluntad de la Palabra de Dios y sus mandatos no es tarea fácil cuando en el camino de nuestra vida nos encontramos con la amenaza del tentador que trata de seducirnos con las falsas ofertas de felicidad que nos propone el mundo, la carne y todas las tentaciones que brotan de nuestro corazón – herido por el pecado – que despiertan nuestras ambiciones, envidias, deseos impuros, venganzas, soberbia y egoísmos.

Estamos llamados a sembrar esa semilla de amor misericordioso que hemos recibido desde la Palabra de Dios. Y la sembramos en la medida que somos capaces de dejar entrar en nuestro corazón al Espíritu Santo que hemos recibido en el instante de nuestro bautismo. Tengamos paciencia y mucha confianza, el Espíritu Santo ha venido a nosotros para fortalecernos y ayudarnos a sembrar amor y misericordia. El mismo amor y misericordia que hemos recibido de nuestro Padre Dios. El Papa Francisco nos invita a dejarnos guiar por el Espíritu Santo.

El Papa nos invita a abrirnos a la Palabra de Dios y a darla a conocer. Es inevitable que el cristiano fiel seguidor de Jesús necesita abrir su corazón para transmitir su amor y misericordia en correspondencia al Amor y Misericordia que recibe de su Padre Dios. Así nos lo transmitió Jesús, su Hijo predilecto, y así debemos de corresponder, asistidos por la acción del Espíritu Santo recibido en nuestro bautizo.

¿Qué defensas, qué perdón puedes obtener cuando engalanas más de lo necesario a un bruto que nada sabe de esa ambición y lo mismo se le da el oro que el plomo, y en cambio ves a Cristo que se muere de hambre y no le das ni el sustento necesario?...

Tú llevas pieles recamadas de oro, vestido de oro y cinturón de oro, y hasta zapatos que brillan por el oro, y una maldad como esa ya es para ti una necesidad: quieres calmar un deseo insaciable y alimentar a la más cruel de las fieras que es la avaricia.

Y para todo eso despojas a los huérfanos, desnudas a las viudas y pasas por el mundo como enemigo universal, pues te empeñas en un trabajo vano y emprendes una carrera que no puede tener buen fin (CJ – Cuadernos – 234 – Ricos y pobres en el Nuevo Testamento – José I. González Faus).

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