Es posible que tú
también quieras verlo. Confieso que a mí también me asalta esa duda. Pero,
bienaventurados los que crean sin ver. Así lo dijo Jesús: Dichosos los que creen
sin haber visto (Jn 20, 39). No perdamos de vista el testimonio de los que le
conocieron, le siguieron y dieron su vida por la fe en Él.
Belén es el
comienzo de una nueva vida en un mundo nuevo configurado desde el amor
misericordioso y gratuito de ese Niño Dios que nace apartado de la
espectacularidad del mundo y sus luces estridentes. Desde tu silencio interior
renueva tu corazón y predisponte a vivir en el amor misericordioso de Dios
Padre.
Reconocemos que se nos hace difícil creer. Han pasado más de dos mil años y el mundo, demonio y carne nos invitan a olvidarnos de esa Buena Noticia que muchos todavía – su Iglesia – continúa anunciando. Sin embargo, dentro de nosotros hay un reclamo, una inclinación a descubrirnos semejantes a nuestro Padre Dios. Es precisamente el amor, dado gratuito, lo que nos asemeja y nos llena de verdadero gozo y felicidad. Y es el amor ofrecido sin recompensa ni interés lo que nos repite cada instante que Dios vive y está entre nosotros.
No sé si la casa de nuestro obispo (Flaviano) ha de llamarse casa suya o de lo migrantes. Pero, justamente por ser casa de los forasteros, ha de llamarse con más razón casa suya; porque nuestras cosas entonces se toman más propiamente nuestras cuando no las poseemos para nosotros, sino que, en todo momento, las ponemos a disposición de los pobres (CJ – Cuadernos – 234 – Ricos y pobres en el Nuevo Testamento – José I. González Faus).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.