sábado, 23 de diciembre de 2023

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Debería llamarse Zacarías, como su padre, pero fue llamado Juan. Y Juan tenía una misión especial que realizar a lo largo de su corta vida, porque fue decapitado por Herodes cuando Jesús empezó su vida pública. ¿Tenemos nosotros también una misión que realizar en nuestra humilde vida?

Hay muchos momentos, Señor, que pienso, y cada vez con más frecuencia, que sería de mi vida sin tu presencia y amor misericordioso. No llego a percibir tu presencia como me gustaría, pero sé, al menos es lo que quiero creer, que estás ahí, presente en mi vida y dándole sentido. Gracias, Señor.

Los nombres traen consigo mismo una misión. Quizás se haga de una forma algo rutinaria, tradicional o quizás por ignorancia, pero cada nombre trae una responsabilidad, un modelo y una misión. La tradición es seguir la dinastía de la familia: nombre del padre o madre en casa de una niña, abuelos o tíos o del santo del día. En este caso especial que nos ocupa, el hijo de Zacarías fue llamado con el nombre de Juan. Y su misión prepararle el camino al Señor.

Entrañas de misericordia y compartir

El rico embriagado por la abundancia de su dinero, preso de la más ardiente fiebre, solo piensa en acrecentar lo que tiene. En cambio el pobre, como está libre de esa enfermedad y no sufre esa debilidad, se desprende más fácilmente de lo que tiene (CJ – Cuadernos – 234 – Ricos y pobres en el Nuevo Testamento – José I. González Faus).

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