lunes, 1 de enero de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María, José y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Así relata el Evangelio de Lucas 2, 16-21 lo sucedido en aquel momento. ¿Y nosotros?

La familia es la célula de los pueblos. Un pueblo es la suma de varias familias que viven próximos y se sirven para beneficio de su propia convivencia. Es evidente que la paz y la buena convivencia en verdad y justicia dependerá de la buena intención de cada familia. Y como modelo y referencia tenemos a esa Sagrada familia de Nazaret donde podemos mirarnos.

Pero, ¿y nosotros, corremos hacia Belén a ver lo que nos anuncia la Palabra de Dios? ¿Abrimos nuestros corazones, como los pastores, y acudimos a escuchar lo que nos dice la Palabra de Dios y los Profetas sobre ese Niño que nació en Belén? ¿O simplemente permanecemos pasivos, incrédulos y sin ningún interés en descubrir ni experimentar ese encuentro con el Niño Dios?

Una sola cosa habéis de hacer: aborrecer la riqueza, aborrecer el dinero y amar más vuestra propia vida. Desprendeos de lo que tenéis; no digo de todo, pero si de lo superfluo (CJ - Cuadernos – 234 – Ricos y pobres en el Nuevo Testamento – José I. González Faus).




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