Dios Padre ha
querido contar con nosotros. Podía haberlo hecho de otra forma como otras
muchas cosas que ha creado en este mundo, pero ha querido crearnos criaturas
libres y que seamos dueños de nuestras propias decisiones.
Gracias, Señor,
por tu presencia y por tu Amor Misericordioso. Gracias, Señor, porque cada día
das sentido a mi vida y la fortaleces. Gracias, Señor, porque experimento gozo
y alegría cuando me esfuerzo y logro hacer tu Voluntad. Sostenme siempre en esa
actitud y esfuerzo porque solo contigo encuentro sentido y paz en mi vida.
Amén.
Por eso, busca y
necesita que tú y yo le escuchemos y le sigamos para ver donde vive, como vive
y quién realmente es. La única forma que tenemos de conocernos es escucharnos.
Por tanto, necesitamos escuchar la Palabra del Señor para conocerle y saber que
realmente nos propone. Eso supone acercarnos, estar con Él y seguirle. Fue
precisamente lo que hizo Andrés y el otro discípulo. ¿Estamos nosotros en esa
misma actitud, o no queremos saber nada de Jesús?
No hay diferencia
alguna en dar al Señor o a un pobre. No estás en desventaja con aquellas
mujeres que lo alimentaron en vida: más bien les llevas ventaja. Y no os
asustéis de lo que digo, pues no es lo mismo alimentarle a Él, si apareciera
personalmente, que fiados en su sola palabra cuidar del pobre, del mutilado o
del tullido.
En el primer caso, la visión y la dignidad de la persona se llevan parte del mérito; en el otro, todo el permio pertenece íntegramente a tu generosidad… Si no fuera él a quien das, no te prometería el Reino de los cielos (CJ – Cuadernos – 234 – Ricos y pobres en el Nuevo Testamento – José Gonzáles Faus).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.