Ahora,
¿respondemos nosotros a esa llamada recibida en la hora de nuestro bautismo? Es
cierto que en esos momentos nos fue dado por la voluntad de nuestros padre de
bautizarnos, pero, ¿y ahora que tenemos uso de razón y responsabilidad? ¿Damos nosotros
una respuesta?
Sin Ti, Señor, mi vida carece de valor y de sentido. Busco ansiosamente
la felicidad y me pierdo al querer buscarla en las cosas de este mundo porque,
la felicidad y el gozo eterno, solo se encuentran en Ti, mi Señor. Alumbra mi
corazón, Señor, con la sabiduría de tu Espíritu para que encuentre tu Camino,
tu Verdad y tu Vida. Amén.
La cuestión está
en abrirle nuestro corazón y dejarnos guiar por Él? Tú tienes la palabra y tú
serás el único responsable de tu propia vida. Ha venido a ti, bien es verdad
que cuando no tenías uso de razón, pero desde ese instante está presente en tu
vida, asistiéndote, guiándote y moviéndote a conocer la Palabra del Señor. ¿Le
has escuchado alguna vez? ¿Has escuchado a quien te ha hablado de Él? ¿Te has
interesado por seguirle, conocerle y ver qué te dice? De ti dependerá
conocerle, escucharle y convencerte de que solo Jesús, el Hijo de Dios, puede
dar sentido a tu vida y hacerte inmensamente y eternamente feliz.
Si consultas las leyes
profanas verás que, incluso para estas, dedicarse a la usura es prueba de la
mayor vileza. Por lo menos, a los dignatarios del imperio que han llegado al
grado de senadores, no les está permitido deshonrarse con tales ganancias, sino
que hay una ley que se lo prohíbe expresamente. ¿Cómo no horrorizarse entonces
de que no concedas a la ley y la Constitución celestial lo que los legisladores
conceden al senado romano? (CJ – Cuadernos – 234 – Ricos y pobres en el Nuevo
Testamento – José I. González Faus).
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