sábado, 20 de enero de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Quizás, y sin quizás, hoy también sucede lo mismo. Hay muchas personas que tratan a Jesús de un loco o idealista y piensan que su mensaje es distòpico en el mundo que ellos viven. Y muchas familias que tratan de apartar a sus hijos, tratándolos de locos, cuando se enfrentan con la verdad ante la mentira. Vivimos realmente esos mismos tiempos.

Sí, Señor, eso es lo que quiero, caminar por la senda del bien y desechar el camino del mal. Dame la sabiduría para saber identificarlos y la enseñanza de saber aplicarlos y distinguirlos para optar siempre por el bien y desechar el mal. Amén.

Hoy en día se sigue pensando igual. Hay miedo de enfrentarse a las mentiras y disparates de los que proponen un mundo tal como ellos lo piensan. Hay mucha gente de bien, honradas y creyentes y con muchas cualidades y valía que se apartan de intervenir en la vida pública por miedo, por el interés de sus familias, por no complicarse la vida y tener problemas. Quizás el mundo podría estar mejor con sus locuras por hacer el bien olvidándose de sí mismos.

Para muchos de nuestros contemporáneos, tanto Dios como Cristo quedan lejos, y el Espíritu ha desaparecido. En un conocido texto del patriarca orienta Ignacio IV de Antioquia en el Consejo Ecuménico de Upsala 1968, lo expresaba con gran lucidez:

Sin Espíritu, Dios está lejos, Cristo permanece en el pasado, el Evangelio es letra muerta, la Iglesia una simple organización, la autoridad un dominio, la misión una propaganda, el culto una evocación y el actuar cristiano una moral de esclavos.

Pero en el Espíritu, Cristo resucitado está aquí, el Evangelio es fuerza de vida, la Iglesia significa la comunión trinitaria, la autoridad es un servicio liberador, la misión es un pentecostés, la liturgia es memorial y anticipación, el actuar humano queda divinizado (CJ - Cuadernos 235 - El Espíritu sopla desde abajo - Víctor Codina).

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