Por la fe tu vida toma otro camino; por la fe tus obras son
diferentes y buscan el bien; por la fe resistes los embates del camino y las
tempestades; por la fe mantienes viva la esperanza de la resurrección y la vida
eterna. Y es la fe la que te salva.
Mi vida, mi
verdadera vida empezó con tu llegada en el día de mi bautismo. Fue en ese
preciso instante cuando nací a una vida nueva con tu presencia y bendición, y
desde entonces caminas junto a mí para llevarme a la Casa del Padre. Oriéntame
y dirige mi vida, Espíritu Santo.
Cuando te llega la duda, que llegará, tu vida se tambalea y tu camino se desorienta. Son momentos de lucha y de discernimiento. Es entonces cuando tu fe debe sostenerse y afirmarse. Recuerda que no vas solo y que el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, te acompaña, está contigo desde el día de tu bautismo y dispuesto a ayudarte, a fortalecerte y a combatir contra toda esas dudas que el Maligno procura que hagan mella en ti.
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