viernes, 23 de febrero de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

La reconciliación es el camino que señala el amor. No hay amor donde no hay verdad, justicia, misericordia y, en consecuencia, reconciliación. Es, precisamente la reconciliación, la chispa que prende la llama de la justicia y el amor, de donde nace la paz.

Gracias, Padre por revelarme mi condición de hijo, por anunciarme tu amor misericordioso por medio de tu Hijo predilecto, mi Señor Jesús, y por rescatarme, por su Pasión, Muerte y Resurrección, para la Vida Eterna en tu Reino.

Tenemos una factura que pagar. Una factura donde se recogen toda nuestra soberbia, odio, ira, deseo de venganza y poder, egoísmos, imposiciones por la fuerza…etc. Todos esos delitos o pecados, que atenta contra el otro y lo matan, tendremos que pagarlos en y con la actitud y esfuerzo de tratar de purificarnos despojándonos de ellos. Eso traerá nuestra buena intención de reconciliarnos con el hermano ofendido y luego con nuestro Padre Dios al que pediremos la fuerza y fortaleza para transformar nuestro corazón endurecido en un corazón suave, manso, reconciliador y misericordioso.

Todo esto requiere mucho trabajo. Imagínate también el trabajo que supone llevarlo desde ese punto de origen hasta tu plato:  el transporte, el procesamiento y el envasado, la entrega en la tienda y, finalmente, el consumidor (o alguien en su nombre) comprándolo y llevándolo a casa. A lo largo de este viaje se toman muchas decisiones, y todas ellas se hacen pensando en los gustos del consumidor, ya sea respondiendo a ellos como comerciantes honestos o manipulándolos (CJ – Cuadernos – 228 – El desperdicio de alimentos – José Carlos Romero y Jaime Tatay (coord..).

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