Tú, Señor, eres el
Hijo de Dios Vivo, el Mesías que había de venir a rescatarnos de la esclavitud
del pecado y a devolvernos nuestra dignidad de hijos de Dios. Y estás entre
nosotros.
La fe, Señor, me
sostiene y me mantiene firme en el seguimiento a tus pasos y en la vivencia de
tu Palabra. Pero, nada puedo hacer si Tú, Señor, no me la das. Y eso te pido y
te ruego hoy, Señor. Aumenta y aviva mi fe cada día.
Con tu Amor
Misericordioso, entregando tu Vida, nos has devuelto la dignidad de hijos de tu
Padre Dios. Y es más, sigues caminando a nuestro lado y salvándonos a cada
instante que, por nuestra condición de pecadores, caemos en la esclavitud del
pecado. Tu Infinito Amor Misericordioso nos salva, Señor, y nos libera de la
esclavitud del pecado. Y lo haces incansablemente, sin condiciones. Simplemente
por Amor. Danos, Señor, la fortaleza y la Gracia de saber responder a ese Amor
incondicional que Tú nos das.
Si quieres saber qué es un sistema alimentario, observa tu plato con comida. Selecciona cada elemento y empieza a imaginar dónde creció en su día, ya sea arraigado en la tierra o alimentándose de ella (o en el agua si se trata de un pez). Imagina que este alimento se ha capturado, criado o cosechado (CJ - Cuadernos - 228 - El desperdicio de alimentos - José Carlos Romero y Jaime Tatay (coord.)
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