Reconozco, Señor, que mi fe es muy débil y casi inexistente.
Todo depende de ti, Señor. Dame la fe que necesito para creer en Ti y
perseverar en tu Palabra. Solo Tú, Señor, puedes cambiar mi corazón.
Quizás no me dé
cuenta, pero en los momentos difíciles de mi vida experimento y siento tu
presencia, Señor. Y eso me descubre y me hace pensar que Tú, mi Señor, siempre
estás a mi lado, incluso en los instantes más serenos y tranquilos. ¡Gracias,
Dios mío!
Yo, por mi parte, también regalo de tu Amor, solo puedo
ponerme en tus manos, y así lo hago y quiero. Tú, Señor, transfórmame y dame la
fe. Sé, y me doy cuenta, que nada puedo hacer ante tu grandeza. Mis limitada
razón me impiden entender tu grandeza y tus planes. Advierto mi pequeñes y mi
pobreza. Dame, Señor, la fortaleza, sabiduría y paz para permanecer a tu lado y
aceptar tu Palabra y Voluntad.
Cuando hemos comido hasta hartarnos y nos sobra comida, podemos guardarla hasta el día siguiente, pero también podemos decidir tirarla. En varios países se tira mucha comida y, una vez tirada a la basura sufre una transformación. Poco antes de caer a la basura, podría ser apetecible y sabrosa, pero ahora la miramos con desagrado (CJ -Cuadernos - 228 - El desperdicio de alimentos - José Carlos Romero y Jaime Tatay (coord.).
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