miércoles, 7 de febrero de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

No te preocupes tanto por lo de afuera, eso no llega a contaminarte si tu procuras que no entre dentro de tu corazón. Eso sí, lo que sale de tu corazón si te contamina y te hace impuro: avaricia, adulterio, orgullo, mentiras, soberbias, fraudes…

Tú, mi Señor, eres todo en mi vida. Sin ti pierde sentido mi camino, mis esperanzas, mis anhelos, mis ilusiones y toda mi vida. Vivo, aunque consciente de mis pecados, pendiente de encontrarme, cara a cara, contigo, mi Señor, y recibir tu Infinita Misericordia.

El creyente sabe a lo que tiene que enfrentarse. Primero, tener un corazón libre de toda contaminación para ser capaz de decir la verdad y enfrentarse sin miedo a la mentira. Seguir y creer en Jesús de Nazaret te exige no comulgar con ruedas de molino. Ser libres exige tener un corazón libre, despojado de toda ambición humana y lejos de las seducciones y tentaciones de este mundo.

Justicia y misericordia son las dos palabras que más no acercan  al ser de Dios. La intuición del Éxodo se hace presente aquí, más elaborada. Dios es «Misericordia Fiel» (Jn 1, 17) que se extiende hasta la justicia plena, que no puede tolerar las injusticias y, por eso, escucha el clamor de los oprimidos, y trabaja en su defensa (CJ - Cuadernos - 227 -Sabiduría divina - Los pobres en los libros sapienciales de la Biblia - José I. González Faus).

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