Ese es el camino.
Un camino de tomar conciencia de nuestra conversión y nuestra fe. Y una
respuesta en consecuencia con nuestro compromiso bautismal, sabiéndonos
acompañados y asistido por el Espíritu Santo y con el que podemos atravesar el
desierto de nuestra vida con verdadero éxito.
Señor, una cosa
deseo y quiero: ser instrumento de tu Amor para que mi vida y todos mis actos
reflejen tu Voluntad y no la mía. Y para que todos mis actos sean fiel reflejo
de tu presencia. Aumenta mi fe y fortalece mi espíritu.
Camino de cruz es
camino de pasión, de dolor y sufrimiento. Pero, sin olvidar que es camino de
resurrección, de triunfo, de gozo y alegría eterna. Y lo es porque todo aquello
que comporta hacer nuestro el dolor ajeno nos duele, nos hace sufrir y nos entristece.
Sin embargo, sabemos que tras ese misterio de dolor y sufrimiento está nuestra
cruz y en la cruz nuestra salvación eterna que nos llenará de gozo y alegría.
Eso nunca lo podemos perder de vista, porque ese es nuestro motor y esperanza.
Injertados en el Espíritu Santo adentrémonos en el camino cuaresmal. No perdamos de vista que el final del camino, como nos anunciará Jesús el segundo domingo cuaresmal, nos espera la resurrección. Tabor es anuncio de resurrección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.