¿A quién o qué
esperas? Es la pregunta que necesita una respuesta. Porque, de no esperar nada
la muerte puede sorprenderte sin que tengas tiempo para prepararte debidamente
al encuentro con el Señor. Tu vida es tu tiempo y tu oportunidad. No la
desaproveches.
Señor, soy
semejante a Ti porque así me has creado. Sin embargo, el pecado, del cual Tú
estás limpio, me aleja de Ti y me debilita. Dame, Señor, tu fortaleza, tu
pureza y la perseverancia de resistir las seducciones de este mundo para
permanecer en tu amor. Amén.
Muchos pueden
pensar que ya habrá tiempo de preguntárselo y prepararse. Sobre todo los
jóvenes. Nunca descartes que puedes ser sorprendido con la muerte en cualquier
momento. Por otro lado, aunque seas avisado de que el momento está cerca, si
antes no has estado en actitud de espera y vigilante con la mirada puesta en el
Señor, puede ocurrirte que te falte tiempo. El Señor estará siempre pendiente
de ti y mostrándote su Misericordia Infinita, pero necesita tu atención, tu
apertura y tu propósito de enmienda,
La indiferencia frente al sufrimiento ajeno se ha convertido en una actitud con carta de normalidad en las sociedades contemporáneas bienestantes. Mirar hacia otro lado; anestesiarse a base de consumo compulsivo de experiencias, de objetos, de series de Netflix; pasar sin ver ni detenerse… Esta actitud es el reverso de un sistema que precariza y acelera nuestras vidas (CJ – Cuadernos – 236 – Cristo y las culturas – Desafíos de la teología pop – Carlos Maza).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.