También a ti y a
mí Jesús nos habla y nos envía a seguir el camino de la fe. Porque, seguir a
Jesús es volver a la vida. a una Vida Eterna que encontraremos cuando dejemos
ésta. Creer en Jesús es sabernos salvados y resucitados para gozar eternamente
de su presencia y alegría.
La Cuaresma es un
tiempo de partida, de renovación y de reiniciar el camino de conversión. Es una
llamada de atención a no quedarnos parados, a despertar y a crecer en
conversión.
Entregas tu vida,
Señor, por mí. Y lo haces por amor, para que yo me fije, piense y convierta mi
endurecido corazón en un corazón tierno, suave, manso y misericordioso como el
Tuyo.
Sucede hoy lo mismo que ayer, queremos signos y pruebas para creer en Jesús. Es decir, se nos ofrece la resurrección y salvación eterna gratis y nos ensoberbecemos exigiendo signos que nos den pruebas y satisfagan nuestra razón. Y, lo peor, es que no nos damos cuenta. ¿Acaso no está escrito en nuestro corazón el deseo de ser feliz y eterno? Luego, ¿por qué no aceptamos esa Palabra de Jesús que con su Vida y Obras nos la está ofreciendo? ¿Acaso no se ha cumplido lo que nos ha dicho?
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