miércoles, 6 de marzo de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

No es cuestión simplemente de cumplir sino de discernir ese cumplimiento que la Ley despierta dentro de mi corazón. Porque, el cumplimiento está exento de misericordia y Dios, que es la Ley, es Misericordia Infinita. Y es que la misericordia está por encima de la Ley.

Señor, purifica mi mirada y límpiame de toda impureza. Dame la profundidad y paciencia para comprender y, sobre todo, amar con misericordia como Tú, mi Señor, me amas. Aumenta mi fe, Señor.

La ley de los hombres condenaban a la mujer adultera. Jesús la defendió y los hombres optaron por no apedrearla. Jesús tampoco la condenó. De la misma forma, todos nosotros nos saltamos la Ley de Dios en muchos momentos de nuestra vida – pecados – y, sin embargo somos perdonados inmerecidamente por la Infinita Misericordia de Dios, nuestro Padre. Sin embargo, esa misericordia nos exige y nos pide arrepentimiento, dolor de corazón y propósito de enmienda.

Es evidente que cuando nos ensoberbecemos perdemos el sentido de la realidad y nos creemos superiores a los demás. Es evidente que la soberbia nos pierde y destruye al endiosamos y creernos suficientes y por encima de los demás incluso hasta vernos como Dios. Meditemos con el Papa en su audiencia.

Diría que la soberbia es la carencia de la humildad. Y es que cuando careces de la humildad tu ego se acrecienta y crees que vales más de lo que realmente vales. Te crees superior a otros y te ensoberbeces exigiendo ser reconocido y alabado por encima de los demás. Te constituyes centro y vanagloria para los demás y hasta llegas a desear ser y compararte con nuestro Padre Dios.  Meditemos pacientemente y humildemente lo que nos dice el Papa Francisco en la audiencia de hoy.

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