Quizás quieras
hacer buenas cosas; quizás tu voluntad y deseo está en hacer el bien; quizás
tengas también buenas ideas y quieras llevarlas a cabo, pero nada de eso te
salva. Solo, partiendo de la Cruz, donde Cristo Jesús fue crucificado y
creyendo en Él serás libre y salvado
No solo su Vida
sino hasta sus vestiduras le fueron arrebatadas. Jesús, libremente y por amor
se entrega plenamente. Nos da todo, hasta su Madre y lo hace con amor
misericordioso y abierto a nuestro arrepentimiento y conversión. Amén.
Como la serpiente
de bronce en el desierto, curaba a todo aquel que le miraba, la Cruz, donde
Xto. Jesús fue crucificado nos salva si realmente creemos en Él. Tu libertad
quedará desatada de la esclavitud del pecado y serás libre e hijo de Dios. Él,
por su Pasión, muerte y Resurrección nos dará salvación Eterna y, al mirarle y
creer en Él quedaremos limpio y libres de la esclavitud del pecado.
La prudencia, de
la que nos habla hoy el Papa Francisco en su audiencia, es una de las virtudes
que deben de distinguir al buen cristiano para su disponibilidad a ser astuto y
cuidar bien las dificultades de sus actos en orden a hacer el bien.
Es prudente aquel que analiza y prevé los pros y contra que puede tener cualquier acción que suponga una responsabilidad y siempre dirigida en busca del bien. Hoy el Papa Francisco nos habla de esta virtud, la prudencia, y nos anima a ser prudentes como aquel hombre sensato, del que nos habla Jesús, que construyó su casa sobre roca.
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