Y la obediencia
pasa por amar al prójimo. Porque, cuando estás amando al prójimo, sobre todo al
enemigo, estás amando a Dios. En eso lo demuestras, y ya no necesitas hacer ni
decir más. Si amas al prójimo, amas a Dios.
Cada día es una
nueva aventura. La aventura de estar contigo y vivir de acuerdo con tu
Voluntad. Soy débil y fácil de ser seducido, pero va conmigo el Paráclito que
Tú, mi Señor, has enviado. Con Él todo es posible y puedo superar las
adversidades y dificultades. Amén.
Es precisamente en
Él de donde recibes las fuerzas para amar al prójimo, sobre todo, al que no te
es simpático e incluso te molesta. Recuerda, en el instante de tu bautismo
recibiste al Espíritu Santo, y es precisamente Él quien te va a fortalecer, a
iluminar, a darte las fuerzas para que ames al prójimo como a ti mismo. Porque,
solo de esa manera estás cumpliendo con la Voluntad de Dios. Todo lo demás
saldrá como consecuencia de tu relación, a través del Espíritu, con tu Padre
Dios.
Me preocupa que los católicos comprometidos no sean consecuentes con su fe. No debemos votar a partidos que consideran un derecho abortar. ¿No es eso matar? ¿Y no va contra el quinto mandamiento?
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