Hambre y sed de
este mundo que nos somete y esclaviza. Creer en Jesús y permanecer en Él nos
libera de esa esclavitud y nos hace libres. De Él, Pan de Vida Eterna, nos alimentamos
en la Eucaristía para liberarnos de nuestra hambre y sed mundana.
Fortalece, Señor, mi confianza en Ti. Quiero seguirte y fiarme de tu
Palabra. Sé que Tú estás a mi lado, pero experimento de que me falta ese fiarme
con toda confianza de que solo tu presencia basta. Y en muchos momentos dudo.
Aumenta mi fe, Señor.
Y ser libres para
amar con misericordia dándonos hasta el extremo. Ese es nuestro camino y
nuestro reto. Y lo lograremos en la medida que nos pongamos en manos del
Espíritu Santo y nos dejemos guiar por Él. Solo la Gracia de nuestro Señor nos
puede ir despojando del hambre y sed de las cosas de este mundo para,
liberándonos, ser capaces de darnos por amor con justicia y misericordia
buscando el bien y la verdad para todos. Sobre todo para los más necesitados.
No entendemos la
gratuidad con la que Dios, nuestro Padre, nos ha creado. Nada tenemos que
merezcamos. Todo en nosotros es gratuidad de nuestro Padre Dios.
Nada le podemos
dar a Dios y nada recibirá Él de nosotros. No nos necesita, nos ha creado por
Amor y sin recibir nada a cambio. Al contrario, le respondemos con desprecio,
rechazo y muerte.
Y sin embargo,
sigue esperándonos y dispuesto a perdonarnos si creemos que Él es nuestro
Creador y Señor. Y a darnos esa felicidad plena y eterna que buscamos. ¡Dios
mío, si entendiéramos esto, nuestro sentir y actuar cambiaria totalmente!
¡Pidámoslo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.