Esa es la chispa
que mueve y alumbra nuestra vida e impulsa nuestro camino: Ser como el Señor,
es decir, transparentar su Luz de tal forma que quien nos vea, vea al Señor.
Tal y como Él transparentó al Padre que vivía en Él.
Si te empiezas a
dar cuenta de que no das luz ni tampoco sabor de la Buena Noticia a las cosas
de este mundo, empieza a pensar que tu fe y compromiso de bautismo está
fallando o debilitándose. Acércate al Señor Eucarístico donde encontrarás el
alimento que necesitas.
Y es esa chispa la
que mantendrá en movimiento de búsqueda nuestra perseverancia en el Señor. Es
esa chispa la que alimentará nuestra fe y esperanza en el anhelo de alcanzar la
libertad de ser como el Señor, «perfectos como mi
Padre celestial es perfecto» Es decir, libres
hasta el extremo de dar nuestra vida por amor como la dio el Señor Jesús. Y es
esa chispa la que alimentará nuestra relación y súplica al Señor pidiéndole ser
libres y perfectos como Él. Y es que sin Él no podremos.
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