Debemos ser
consciente de lo que hacemos y cuando lo hacemos. Comer el Cuerpo y beber la
Sangre de nuestro Señor Jesús no debe ser como algo rutinario y de forma inconsciente,
como si de un acto normal se tratara. La Eucaristía es el centro de nuestra
relación con el Señor.
Señor, necesito estar cerca de Ti, escuchar tu Palabra y dejar que mi
corazón se alimente de ella. Porque, solo en Ti, Señor, encuentro sentido y
fortaleza en mi vida. Tu Palabra me llena de gozo, esperanza y felicidad.
La Eucaristía es el medio donde la vida de la Gracia se nos ofrece y se nos da para darnos vida también a nosotros. El Señor se nos da gratuitamente y se relaciona con nosotros de tal manera que nos hacemos como Él. Tomar conciencia de eso nos fortalecerá y nos dará la Gracia para vivir de forma consciente y comprometida nuestro seguimiento al Señor.
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