Sí, no por
obligación sino por necesidad. Tu gozo nace del encuentro con Jesús y del
anuncio de ese encuentro a los hombres. Sobre todo a los más pobres y
necesitados. Precisamente, en ese contacto tu fe se fortalece y tu gozo se
llena de esperanza y alegría.
No está muerto, ha
Resucitado. Vive y está junto a aquellos que le buscan, que quieren verle, que
abren sus ojos para descubrir sus signos y, por tanto, su presencia. Yo, Señor,
quiero verte, descubrirte a mi lado y caminar contigo.
Si la Buena Noticia de Salvación se queda en ti y no trasciende, te empobreces, y tu alegría decrece hasta el punto de convertirse de Buena Noticia en triste noticia. Porque, la Buena Noticia es Buena Noticia – valga la redundancia – cuando se anuncia y se proclama. Sobre todo a los pobres que la esperan y la acogen con entusiasmo y alegría. Y es precisamente en ese transmitir donde se esconde el gozo, la alegría y el verdadero amor.
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