También nosotros
daremos testimonios porque desde el principio estamos con el Señor. Y eso
significa que su Espíritu, que procede del Padre y nos ha sido enviado por el
Padre, está con nosotros, nos asiste, nos ilumina, nos fortalece y auxilia.
¿Dónde puedo,
Señor, moldear, restaurar y sanar mi vida sino en tu Amor Misericordioso que me
regala la vida y me ofrece la felicidad eterna? Hazme, Señor, a tu Voluntad
porque esa será la mejor manera de ser y existir. Amén.
De modo que los
grandes peligros de nuestra alma, mundo, demonio y carne no podrán vencernos.
De ahí lo importante que es abrir nuestro corazón al Espíritu Santo que, desde
la hora de nuestro bautismo, ha venido a nosotros para acompañarnos en la lucha
de cada día contra los tres grandes peligros y enemigos de nuestra alma: mundo,
demonio y carne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.