Ese es el camino y
la única alternativa: Amar y amar, tal y como Jesús nos ama. Y también la única
referencia, el Señor Jesús, que mantiene una unidad plena con su Padre hasta el
punto de amarse de tal forma que su única obsesión es hacer la Voluntad del
Padre.
No está en el
poder, la soberbia y el orgullo la paz ni el gozo de ser feliz. Al contrario,
todo eso acaba pronto. Solo el sabernos pequeños y humildes ante la grandeza de
Dios nos dará la paz y el gozo eterno.
De qué me vale
orar y practicar simplemente para cumplir con las prácticas, valga la
redundancia, de piedad si no amo al que tengo a mi lado. ¿Acaso el amor es para
uno mismo? ¿No es eso egoísmo?¡Ayúdanos, Señor, a ser generosos!
Una Voluntad que
lleva a cabo desde su propia libertad y amor. Un amor que se derrama en
misericordia para salvación de todos los hombres. Y, de esa manera, entrega su
Vida para rescate de la de todos los hombres, a fin de que el Padre la acoja en
remisión de todos los pecados cometidos por la humanidad.
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