Quizás no te has
parado a pensar como has llegado aquí, pero hay un recorrido que no sabías
explicar ni ser consciente de cómo ha crecido y ha dado frutos. El resultado de
nuestro trabajo y esfuerzo no depende de nosotros, sino de Dios.
Cada momento, cada
instante de mi vida está, Espíritu Santo, en tu presencia. Y yo quiero que Tú
seas el verdadero protagonista de ella, que me alumbres, me renueves, me llenes
de paz, sabiduría y fortaleza para darte a conocer y para ser la prolongación
humilde de tu acción.
Por tanto, nuestro
trabajo, esfuerzo y compromiso descansa en la acción de Dios, que tendrá
siempre fruto y éxito aunque nosotros no lo veamos. Dios es el Señor y, en, con
y por Él siempre hay esperanzas de éxito y de frutos. Y eso nos fortalece y nos
anima a seguir dando todo lo que de nuestra parte podamos, porque de Dios lo
hemos recibido para ponerlo en sus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.