jueves, 6 de junio de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Es precisamente donde está la dificultad, el servicio al más necesitado y el amor a todos, de manera especial y más urgente al enemigo. De nada sirven tus gestos, oraciones y actos de piedad si tu amor al prójimo necesitado y enemigo no está presente y amado en tu corazón.

Nunca seré consciente, ni jamás entenderé, mientras camine por este mundo, de tu gran misericordia y paciencia por la que me das la gran oportunidad de salvación. Lo único que puedo decir es: ¡Gracias, gracias y muchas gracias, Dios mío!

Dios te ama de esa manera. A pesar de tus faltas, fracasos, rechazos, desobediencias, indiferencias y pecados. ¿Cómo tú no vas a amar a tus prójimos y enemigos? ¿Tendrías cara para presentarte delante de Dios si tu amor olvida a los demás? ¿Y no considerarías justo que Dios hiciera contigo lo mismo que tú has hechos con los otros? Por lo tanto, la premisa es amar al prójimo, al más necesitado y al enemigo.

Es evidente que el Espíritu Santo llena y mueve nuestra vida por el camino, verdad y vida que nos lleva hacia la Casa del Padre. Con esa finalidad lo recibimos el día de nuestro bautismo- Viene a nosotros para asistirnos, para auxiliarnos y fortalecernos en el camino diario de nuestra existencia en este mundo. Es ese impulso, soplo o viento que nos mueve en la buena dirección. 

Cuando queremos tomar velocidad de crucero abrimos nuestras alas al viento. El viento es la fuerza que nos mueve y nos impulsa en y con plena libertad. Su poder es tan fuerte que mueve oceanos y destruye pueblos. El Espíritu Santo - Ruah - , nos dice hoy el Santo Padre, lo identificamos con un soplo, aliento o viento. Es la fuerza del Amor Infinito que nos mueve a amar también a nosotros. De ahí que lo recibimos en la hora de nuestro bautismo y le invocamos para que nos asiste en el camino de nuestra vida.

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