Cuando eres capaz
de pedir convencido de que Dios te escucha, ten la absoluta seguridad que serás
respondido. Y, si el Señor quiere, porque así conviene, realiza lo que has
pedido. Así sucedió con aquella hemorroisa y con la hija de Jairo.
Gracias, Señor,
por Pedro y Pablo, por los que nos ha llegado la Buena Noticia del Amor
Misericordioso del Padre que nos acoge en la Gloria de su Casa y nos perdona
todos nuestros pecados.
Gracias, Señor,
porque has abierto mi corazón a tu Palabra y has sembrado en mí la llama de tu
Amor para que encienda mi fe y, como Pedro y Pablo, trate de seguirte. Amén.
Y así ha sucedido
con muchos que lo han pedido con fe. Bien es verdad que muchas veces no sucede,
quizás, porque nuestra fe no es lo suficiente o porque lo que pedimos traería
malas consecuencias. Reconocemos que muchas veces no sabemos pedir, aunque creamos
que es lo mejor y lo que nos conviene. Más tarde descubrimos que hubiese sido,
como muchas veces sucede, nuestra perdición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.