Está claro, ahora
es tiempo de sacrificio, es camino de servicio, de darse gratuitamente, tal y
como lo hemos recibido. Amar exige gratuidad, pues de no ser así dejaría de ser
amor, se convertiría en interés y recompensa.
Sobran las
palabras, mis palabras, porque, Tú, Señor, sabes lo que hay dentro de mi
corazón y conoces a fondo mis intenciones. Sin embargo, Señor, quiero dejarlo
escrito y decírtelo tanto de palabra como a través de la escritura, a pesar de
que Tú, mi Señor, conoces todo mi ser. Amén.
El verdadero amor se da a fondo perdido, sin esperar nada, y sin condiciones. Es gratuito, por eso es amor. Lo contrario sería trueque, cambio, negocio, interés... Precisamente, la muerte de nuestro Señor Jesús en la Cruz lo deja todo claro: entregó su Vida por amor gratuito, sin esperar nada a cambio. Y lo continúa haciendo, de manera incruenta, en cada Eucaristía por amor misericordioso esperando que tú y yo nos demos cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.