Tenemos unas
cualidades humanas que hemos recibido. Y no podemos ocultarlas ni derrocharlas.
Es evidente de que las hemos recibido para desarrollarlas y emplearlas en hacer
el bien. Y de eso se nos pedirá cuenta.
Hay momentos que me encuentro, si no perdido, sí desanimado, abatido o
simplemente cansado. Al mismo tiempo el horizonte se vuelve oscuro y todo
parece desvanecerse. ¡Señor, sólo Tú eres la Luz que puede levantar, animar y
fortalecer mi vida y darle sentido, verdadero sentido a mi camino.
Son los llamados pecados de omisión. Saldrán a la luz en el día de nuestro juicio y tendremos que dar cuenta de lo que hemos hecho. Por tanto, está claro, no se trata de dar lo que yo creo y lo que considero que basta, se trata de dar todo lo que he recibido hasta el extremo de entregarlo todo. Y, no nos desesperemos, sabemos que la misión nos supera, pero en el Espíritu Santo podremos ir dándonos hasta vaciarnos de nosotros mismos. Tengamos confianza, es el Señor quien actúa en nosotros si le dejamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.