No mires para otro
lado. De ti depende. Quizás tengas un círculo, una familia, unos amigos, un
ambiente donde puedas sembrar la semilla del Amor Misericordioso que Dios ha puesto
en tu corazón. Posiblemente ese será tu trabajo, tu siembra, la mies que tú
tendrás que atender.
Tú, Señor, quiero
que ocupes el centro y el primer lugar de mi vida. Sin embargo, sé, Señor, que
mi voluntad no basta, porque soy débil y fácil de seducir por las cosas de este
mundo. Cada día amanece con una batalla entre mis inclinaciones impuras y pasionales
y mis deseos de que, Tú, mi Señor, seas el centro y la prioridad de mi vida.
Ayúdame a que eso sea así, mi Señor. Gracias.
Hay mucha mies y
se necesitan muchos trabajadores. Y se atenderá a la mies en la medida que
acudan trabajadores a esa mies. ¿Nos hemos preguntado por qué está el mundo
cómo está? ¿No advertimos nuestra responsabilidad? Muchas cosas, aunque nos
parezca insignificante, no lo son. Y dependerá de nuestro trabajo, de nuestra
dedicación y servicio. Y nadie lo hará por mí. De modo que si yo no lo hago,
quedará sin hacer. Es evidente que la mies necesita trabajadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.