martes, 2 de julio de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

La vida, nuestra propia vida, traerá tormentas. Eso lo debemos tener muy en cuenta. Saber que un día nuestro periplo por este mundo llegará a su fin es ya presagio de que tendremos un gran dolor.

Espíritu Santo, pido tu asistencia, la quiero y me abro a ella. Sé que en la hora de mi bautismo, Tú, has venido a mí para llevarme al encuentro con Jesús. Y yo deseo y quiero ese encuentro. Pero, también sé que solo no puedo. El mundo, demonio y carne me alejan de Dios y me lo impiden. ¡Ayúdame!

Además, habrá caminos duros y difíciles de soportar que sin la presencia de nuestro Padre Dios nos será difícil superar. Aceptar que las tormentas harán presencia en nuestra vida nos exigirá tener fe en el Señor. Él calma las tormentas aunque aparentemente nos parezca que está dormido. Solo necesitamos tener fe y creer en su Palabra. En su presencia nada hay que temer.

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