No se trata de
simplemente satisfacerse, sino de saciar el hambre material para llenarse del
hambre espiritual. Porque, el segundo te ayuda a buscar el primero y saciarte
de lo material que necesitas. Pero, buscarlo en verdad, en justicia y en
generosidad.
Es un privilegio y
una gracia tener a María, la Madre de Dios, como Madre Una Madre en la que nos
podemos mirar y, como hijos, tratar de parecernos también a ella en esas
virtudes que nos enseña con su vida y fidelidad a la Voluntad de Dios.
No se trata de
aprovecharte, el Evangelio de hoy lo descubre claramente, sino de responder con
tus dones, tus talentos y tu capacidad a proveerte de lo que necesitas y hasta
compartirlo con aquellos que nada tienen. Esa es la intención y la lección que
hoy nos da este pasaje Evangélico. Recuerda que siempre hay más gozo en dar que
recibir. Y eso nos obliga a todos a desenterrar nuestros talentos.
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