sábado, 3 de agosto de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Nuestras incoherencias pueden ser escándalos y malos ejemplos para otros. Por tanto, debemos exigirnos ser coherentes respecto a la exigencia de nuestra fe, tratando de que nuestra propia vida esté de acuerdo con nuestras palabras y obras.

En muchos momentos me pregunto qué sería de mi vida o que rumbo tomaría si Tú, mi Señor, desaparecieras de mi vida. ¿Quién, me digo, me podría llenarme de esperanza y vida eterna en plenitud como lo haces Tú, Dios mío? Nadie como Tú, mi Señor, en el que pongo todas mis ansías y deseos de felicidad eterna.

Una fe que nos llama a amar como Jesús, el Hijo de Dios, nos ha enseñado a amar. Un amor que a la vez exige esfuerzo, sacrificio y correspondencia desde la libertad de quien recibe y desea darse para corresponder al gozo de amar y ser amado. Una fe que pide que tus derechos sean los mismos que los derechos de los demás, pero que también tus deberes se correspondan con tus derechos.

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