Nuestros deseos
egoístas prueban nuestra fe en la medida que somos capaces de liberarnos de
ellos. De cualquier forma, nuestra naturaleza no entiende la vida de otra forma.
Siempre buscamos recompensa, y cuando hacemos alguna cosa pensamos en que Dios
no lo pagará. De hecho así lo dice el refrán: "Que Dios te lo pague".
Señor, como los
niños confían en sus padres, así quiero yo, Señor, confiarme a Ti. Haz que mi
vida camine al ritmo de tus tiempos, Señor, y guíame hasta el extremo de
abandonar mi vida y ponerla en tus manos. Amén.
Y si Dios nos ha creado así es para que, asistidos en el Espíritu Santo, seamos capaces de vencernos y de darnos como nuestro Padre Dios se nos ha dado a cada uno de nosotros. Esa es nuestra prueba, vencernos a nosotros mismos, liberarnos de nuestra esclavitud y ser semejantes a nuestro Creador y Padre Dios. Y eso, claro está, no podremos lograrlos sin abrirnos y ponernos en manos de nuestro Padre Dios, y dejarnos guiar por su Hijo, nuestro Señor Jesús, ejemplo de Camino, Verdad y Vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.