¿Arde tu lámpara?
La señal del calor que mantenga tu corazón puede indicarte la intensidad de tu
atención y vigilancia. Porque, según lo que viva en el centro de tu corazón,
así serán las ambiciones y afanes de tu vida.
Esa es mi
intención de cada día. Y ese es mi fallo, mi fracaso y mi decepción de cada
día. Porque, quiero responderte, Señor, y hacer tu Voluntad, pero fracaso y
experimento mi incapacidad para hacerlo. Por eso, Señor, quiero ponerme en tus
manos para que modeles y organices mi vida.
Si pones al Señor,
tu Padre Dios, en el centro de tu corazón, tu vida estará atenta, y tu mirada
vigilante a vivir según la Voluntad de Dios. Pero si sucede lo contrario, reina
en tu corazón los afanes y seducciones de este mundo de poder, de riqueza, de
placeres y de egoísmos. Tu vida quedará a merced de la esclavitud, de la falta
del buen aceite y del descuido al dejar tus ojos cerrados a la vigilancia de no
caer en el pecado.
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