viernes, 23 de agosto de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Sabemos y conocemos por los Evangelios que Jesús pasó haciendo el bien. Daba, aparte de sanar, la solución para que luego emprendieran una vida nueva. Vete y no peques más, solía decir en muchos momentos.

Sé, Señor, y así lo creo, que sólo Tú, Señor de la vida y la muerte, das sentido a mi vida. Sin Ti, mis caminos se nublan y se oscurecen. Pierdo el rumbo y el norte de mi vida se hace un vacío inicuo, sin sentido y camino de perdición. ¡Sálvame, Señor!

Y es que se trata de esto. Si en el atardecer de nuestra vida seremos juzgados del amor que hayamos derramado en nuestro camino, lo lógico es que cada cual responda de los actos de su vida. Y esa es la que creo debe ser nuestra misión, dar pautas, caminos, asistencia puntuales y mirando siempre a que el prójimo se levante y emprenda un nuevo camino según la Voluntad de Padre Dios. No se trata de paternalismo sino de apoyo para levantarse y seguir el camino con lo que Dios te ha dado. Y para eso necesitamos toda la luz que el Espíritu Santo nos da en cada momento de nuestra vida. También tendremos nosotros que pedírsela.

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