La fe es un don de
Dios, y supongo que si la tenemos es porque Dios, nuestro Padre, nos la ha
dado. Sin embargo, también nuestro Padre nos ha dado la libertad para decirle
que no la queremos o, en caso contrario, abrir nuestro corazón a recibirla.
¿Cuá es nuestra actitud?
Cada día, Señor, empieza una nueva batalla. Primero, gracias por
despertar y haber descansado; segundo, pedirte paz, sabiduría y fortaleza para
que en cada instante, del regalo del nuevo día, mis actos sean conforme a tu
Voluntad y mi presencia refleje tu Amor y Misericordia Infinita para que los
que se acerquen a mí te descubran y te vean.
Por un lado,
Natanael hizo caso, aunque le parecía imposible que de Nazaret viniese algo tan
importante como el Mesías esperado, a Felipe. Se levantó y acudió a conocer a
ese Jesús. Y por otro lado, sorprendido y prendado de su sabiduría y de su
conocimiento confesó su fe en Él. Hoy, esas palabras suyas las repetimos muchos
de los que creemos en Jesús en el momento de la consagración. ¿Nos levantamos
nosotros y nos acercamos a Jesús para escucharle?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.