Experimento una
extraña sensación de santo temor ante las palabras que dirige Jesús a los
escribas y fariseos. Quizás no haya, al menos consciente, caído en esa actitud
hipócrita, pero no me excluyo de haber sido, en algunos momentos de mi vida,
hipócrita.
Señor, sabes que
sigo aquí, y ahora me parece imposible que te deje. ¿A dónde iría, Señor? El
mundo es una mentira. En él no está la felicidad que busco. Tampoco en el poder
ni las riquezas, sólo se encuentra en Ti. Pero, se me hace duro seguirte y me
siento débil. ¡Levántame, Señor, y no dejes que me pierda ni me aleje de Ti!
Posiblemente, no
lo haya hecho conscientemente, pero... Y hoy, Señor, quiero pedirte perdón si
así ha sido, y confiar en tu Infinita Misericordia. Pero, también, Señor,
quiero pedirte fortaleza, paz y sabiduría para no caer en ella, y, aunque me
sienta pobre y débil por no dar ejemplo y buen testimonio, e influir en que
otros mejoren, dame siempre la paciencia para, reconociéndolo, confiar en tu
Gracia y Misericordia, para mejorar
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.