Todos somos hijos
de Dios, y todos estamos llamados a la eterna salvación. Es evidente que no
sería justo que, siendo todos criaturas de un sólo y único Dios, sólo tuviesen
acceso a la salvación eterna lo hijos de un determinado pueblo.
Sé, Señor, que el
camino es duro. Hay momentos en los que creo que no voy a poder seguir, sin
embargo, experimento que sólo en y contigo encuentro la paz y sentido a mi
vida. Al final me llena de esperanza y fortaleza el saber que sólo contigo
estaré feliz.
Es verdad que Dios
ha elegido un pueblo, pero como punto de partida para salvar a todos los demás
pueblos que escuchen y crean en su Palabra. De ahí la necesidad de proclamar la
Buena Noticia, no sólo con nuestras palabras, sino también con nuestra vida y
obras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.