No todo lo que se
ve es real. La apariencias tratan de esconder nuestra propia realidad y dar
otra imagen de nosotros mismos. Es posible que la casa parezca limpia, pero si
levantamos la alfombra descubrimos si realmente es así, o por el contrario, la
basura - malos pensamientos, adulterios, envidia...etc. - están escondidos en
lo profundo de nuestro corazón.
Señor, Tú me lo
dices a cada momento e instante de mi vida. Eres mi Camino, mi Verdad y mi
Vida, y, a pesar de saberlo y oírlo, me olvido con facilidad de eso. Enséñame,
Señor, a no olvidarlo y a tenerlo en cuenta; enséñame a ponerlo en práctica y
llevarlo a mi vida y a confiar en Ti. Tú eres esa felicidad que busco. Amén.
Por tanto,
cuidemos lo interior de nosotros mismos, el epicentro de nuestro corazón, para
que sea desde él de donde provengan todos nuestros buenos y bien intencionados
pensamientos. Porque, no olvidemos que al final todo saldrá a la luz y todo se
sabrá. De modo que escondernos no es una buena decisión ni tampoco un golpe de
inteligencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.