Todo es cuestión
de encontrarse. Para el creyente esa debe ser la cuestión, el encuentro con
Jesús. Y es un privilegio inconmensurable saber que es Jesús, el Hijo de Dios,
quien sale a nuestro encuentro, encarnado en Naturaleza Humana.
A veces, o mejor,
casi siempre, creo y exijo que las cosas se arreglen según mi tiempo. En
consecuencia, si no es así me desespero o impaciento. Señor, enséñame a saber
esperar y a confiar que las cosas son en tu tiempo y no en el mío. Amén.
Es decir, hecho
hombre como nosotros, y nos busca, se iguala a nosotros menos en el pecado, y
nos habla y anuncia la Misericordia de su Padre, proponiéndonos también a
nosotros ser hijos por los méritos de la entrega de su Vida, y por la Gracia
gratuita y misericordiosa de su Padre Dios. Esa es la Buena Noticia que Jesús,
el Hijo de Dios nos anuncia, y a la que muchos hacen oídos sordos.
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