No es cuestión de
mirar, sino de ver lo que realmente hay que ver. Porque, de estar nuestra
mirada mal dirigida, veremos cosas que quizás no nos ayuden a ver bien, sino todo
lo contrario. Podemos quedar inmersos en la oscuridad, confundidos y mal
orientados.
Sé e imagino lo grande
de tu Amor. Quisiera, Señor, amarte de la misma forma que Tú me amas, pero me
pierdo en las tensiones y pasiones de este mundo. Enséñame, Señor, a amarte
como a mí me gustaría, de forma que sin Ti, mi vida no tendría ya sentido.
Es de vital
importancia estar bien asesorados y auxiliados. Y buscar ese asesoramiento en
el mundo es el peor error que podamos cometer. Porque, el mundo es imperfecto y
pecador. Y sostenido en esa actitud está ciego. Y claro, ¿cómo puede guiar un
ciego a otros ciegos? La consecuencia es precipitarnos por el abismo. Sólo
dejándonos asesorar por el Espíritu Santo – para eso ha venido a nosotros en la
hora de nuestro bautismo – podemos encontrar el Camino, la Verdad y la Vida que
nos llena de gozo y felicidad eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.